Follow me, baby!

viernes, 25 de diciembre de 2009

Él está ahí, sentado en el banco que hay bajo mi ventana. Le observo con curiosidad desde lo alto, y él también me mira, y sonríe. Su sonrisa me tiene tan atada a él. Me confunde, me desordena, me desorienta... y, en medio de ese caos en mi cabeza, solo sé una cosa con total seguridad: que, al menos durante unos segundos, el 90% de sus pensamientos era yo. Era una verdad aplastante que hacía que mi felicidad se acumulara y estuviera a punto de explotar como una onda expansiva, inundándolo todo, hasta el más oscuro rincón de mi interior.

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